HISTORIA DE LA ATALAYA

sábado, 13 de febrero de 2010

HISTORIA DE LA ATALAYA

(VERSIÓN DE EUGENIO ESCOBAR PRIETO)
Antes de proseguir nuestra tarea, es indispensable una digresión, encaminada á derramar nueva luz sobre la fundación de Galisteo, y al mismo tiempo á dar á conocer dos lugares comarcanos, muy importantes en la antigüedad, de los que apenas se tienen noticias.

Es el primero de estos la Atalaya de Pelay Vellido, al Noroeste de Galisteo, distante poco más de una legua y actualmente despoblada.

Dió nombre á este castillo un ilustre leonés de apellido Vellitiz, Vellidez ó Vellido, pues de las tres maneras se le cita con frecuencia en documentos de los siglos XI y XII. Figuró Pelay Vellido al lado de D. Alfonso VI. Entre los próceres del Reino que confirman el privilegio de dicho Rey de 1º de Mayo de 1075, por el que traslada a Burgos el obispado de Auca, aparece Pelay Vellidez Dispensator Regis. En otro de 1085, donando la villa de Arcos al Hospital de Burgos, confirma el mismo como Mayordomo del Rey. En 18 de Febrero de dicho año, restituye el Rey varias villas y monasterios a la iglesia de Astorga, y entre los confirmadores se encuentra también Pelagio Vellitiz, pero sin aditamento de cargo alguno. Sucede lo mismo en otro de 31 de Marzo de 1090. En la donación que hizo el obispo de León D. Pedro de varias posesiones á su iglesia en 4 de Diciembre de 1093, uno de los testigos fue Pelagius Vellitis, miles.

Al aducir los anteriores documentos que dan á conocer la persona de Pelay Vellido, nos hemos propuesto fijar en cuanto cabe, la época a la que se remonta el Castillo. Los restos insignificantes que del mismo quedan en la actualidad, ni conjeturar permiten si fué árabe su construcción ó de fecha posterior a la Reconquista. Se cuenta que, al descubrir un pozo u aljibe, hace veinte años, en esta fortaleza, hallaron varios objetos de cerámica y un caldero de cobre con inscripción. No hemos podido lograr copia de ella, ni examinar dichos objetos, a pesar de las diligencias practicadas.

En medio de tanta escasez de datos y consiguiente oscuridad, meditando sobre el origen del Castillo, nos parece ver entre los planes estratégicos de D. Alfonso VI, después de conquistada Coria en 1085 el de fortificar esta Atalaya y guarnecerla de tropas, confiándola á uno de sus más leales servidores para desde allí observar el movimiento de las fuerzas enemigas y estar prevenidos contra los frecuentes asedios de que era objeto la codiciada ciudad.
Saliendo del terreno conjetural y entrando en el de la realidad histórica, encontramos citada la Atalaya de Pelay Vellido como pueblo con iglesia en las Bulas de Alejandro III y Lucio III, fechadas respectivamente en 7 de Agosto de 1168 y 19 de Marzo de 1184, que fueron dictadas ex profeso, como ya dijimos en otra parte, para la reorganización del Obispado de Coria que acababa de ser restaurado.

Después de tan autorizada cita, y antes de entrar en el examen de los valiosos documentos afortunadamente conservados, que pregonan la importancia alcanzada en lo antiguo por este castillo y dan á conocer su posición, permítasenos evocar un recuerdo tan glorioso como pertinente al asunto. Cáceres fué la primera Casa que en el reino de León tuvo la Orden de Santiago, y nunca perdió su fundador, el Maestre D. Pedro Fernández, la esperanza de verla allí restablecida. Para ello era necesario arrancar del poder musulmán aquella plaza; mas cómo esto se prolongaba, trató de buscar, dentro del Reino de León, sitio á propósito para Casa Mayor. No lo encontró mejor que el de la Atalaya por su posición céntrica entre el territorio conquistado en Extremadura y el que restaba en poder de los enemigos, así como también por la proximidad a Castilla y Portugal. Desgraciadamente se enfriaron por entonces (1175) las relaciones entre el Maestre y el rey D. Fernando II, y este proyecto hubo de quedar definitivamente aplazado, tanto por este motivo, como por el de la marcha del Maestre a Castilla.

Reanudadas por fortuna las amistades entre el Rey y la Orden en 1181, vino el Maestre á Salamanca á celebrar la fiesta de la Santa Cruz, y allí el día 4 de Mayo prometió al Rey cumplir lo que ambos vivamente deseaban respecto á la Casa Mayor. En agradecimiento recibió la Orden del Rey, á Villafáfila y la Valduerna. Lo confiesa el Rey en el privilegio cuando dice: "et attendentes quod vos Petris Fernandi, hujus Militaes Magister, et fatres vestri locum qui sit caput Ordinis vestri, et Domun principalem, ad quam convenire, et Capitulum solemnius debeatis celebrare, eam in regno nostro facere firmiter promititis". Ayudaba al Maestre en sus planes el Obispo de Coria don Arnaldo.

Ocupados durante el siguiente año el Rey y el Maestre en la conquista de Cáceres, les faltó tiempo para esta empresa. Habiendo ocurrido poco después, en Julio de 1183 la muerte del Maestre, su sucesor, D. Fernando Díaz, trató, aunque inútilmente, de que se abriera de nuevo la Casa de Cáceres. Muere D. Fernando II en 1188, y tanto por este motivo, como por las desavenencias mantenidas durante tres años entre los Reyes de Castilla y de León, hubo de aplazar este grandioso proyecto.

Se apoderan otra vez los musulmanes de Cáceres y ante tan desgraciado acontecimiento, surge de nuevo, y tal vez con mayor entusiasmo, la idea de llevar á la Atalaya la Casa Mayor de la Orden. Tres importantes documentos á que aludimos al principio, insertos en el Tumbo Menor de León, ilustran de sobremanera este punto. Es el primero un privilegio rodado de D. Alfonso IX de León, fechado en la misma Atalaya en 31 de Mayo de 1203, por el que dona este Castillo, por devoción al Apóstol Santiago, ó mejor dicho, confirma la donación del mismo, hecha por su padre a la Iglesia de Compostela. En el citado privilegio se deslinda los términos del Castillo minuciosamente, y vemos que confina con Coria, Granada, el Castillo de Xerith, Torre de Vigo, Cozuela y Río Jerte. Llamamos la atención de los lectores sobre el hecho de no citarse á Galisteo en dicho deslinde, sin embargo de estar más próximo a Atalaya que algunas de las poblaciones que figuran en el mismo.

Poco tiempo después, pero sin poder precisar la fecha, porque carece de ella el documento, aunque seguramente debió preceder al que citaremos luego, el Arzobispo de Compostela cambia el Castillo de la Atalaya con el Rey por el de San Jorge y la heredad de Quintanilla, cerca del Orbigo. Entonces D. Alfonso IX en Salamanca á 20 de Abril de 1209, viendo cada vez más difícil la conquista de Cáceres, sin renunciar á ella, pacta con el Maestre de Santiago que le ceda la Atalaya, á condición de poner allí la Casa Mayor de la Orden. Son terminantes las palabras del Monarca Leonés: "Et hoc praedictum Castellum de Atalaya do praedicto Ordini, ut quia in Regno meo habuit principium, in eodem Regno y Castello praedicto faciat sibi majorem Cassam ad exaltationem Ordinis et Regni mei et ad defensionem christianitatis et ad servitium Jesuchristi."

A pesar de donación tan solemne y consiguiente aceptación por parte del Maestre, tampoco llegó entonces á realizarse el plan elaborado en medio de tantas contrariedades. Estando ya extendida la Orden por los cuatro reinos de León, Castilla, Portugal y Aragón, los Trece de la Orden, especialmente los castellanos, mudaron de opinión, y en vez de llevar la Casa Mayor á la Atalaya, por no resultar este Castillo en posición tan céntrica como anteriormente, la instalaron definitivamente en Velés. Disgustado el Maestre con semejante resolución, renunció a su cargo en 1210, quedando para siempre malogrado un proyecto ventajoso para Extremadura y que la hubiera reportado mucha gloria.

Desde entonces quedó la Atalaya reducida á una Encomienda de la Orden de Santiago y como tal se la cita en la Bula de Honorio III de 9 de Agosto de 1224, confirmatoria de los privilegios de la Orden. En ella, al enumerar los puntos á donde alcanzaba su jurisdicción, se encuentra "Atalajam cum suis pertinentiis".

Visitó por segunda vez D. Alfonso IX este Castillo en Mayo de 1229, después de la conquista de Cáceres.

Prosiguiendo la historia de esta fortaleza, hallamos que el célebre Maestre de Santiago D. Pelay Pérez Correa, en Mérida á 12 de Marzo de 1274 otorga varias donaciones a D.ª María Méndez, Comendadora del Convento del Santi-Spiritus de Salamanca y viuda de D. Alfonso Gil, hijo bastardo de D. Alfonso IX. En una de ella dice: "otrossi la Bailia del Atalaya con Valdelacasa". Agregada á este convento, más en concepto de dehesa que como Castillo, continuó la Atalaya en los siglos posteriores hasta la época de la desamortización, careciendo de importancia civil y militar.

No es de extrañar esto último, porque arrojados los árabes más allá del Tajo, desapareció la necesidad de estos Castillos roqueros, capaces del albergar solamente hombres de armas y en números reducidos. Desde entonces resultaban más ventajosas las poblaciones amuralladas que ofrecían seguridad para el tiempo de guerra y á la vez habitación cómoda para los labradores y ganaderos, cuyas faenas iban adquiriendo notable desarrollo á medida que se consolidaba la paz. Aunque en un traslado de la donación de Galisteo hecha a D. Fernando de la Cerda por su padre y que fué sacado en 5 de Abril de 1373, figuran como testigos dos vecinos de la Atalaya, creemos que ya entonces era un pueblo reducido y que de sus ruinas salió la villa de Galisteo.

Eugenio Escobar Prieto

Deán de Plasencia.


Extraído del trabajo "Galisteo: Monografía Histórica" Publicado en la revista Extremadura VIII. Cáceres 1906. Su autor es Eugenio Escobar Prieto, Deán de Plasencia.